El mindfulness para niños se ha vuelto muy popular en los últimos años. Aunque podría parecer un fenómeno reciente, el mindfulness existe desde hace miles de años, a menudo como parte de prácticas religiosas y culturales.
Los psicólogos también han hablado y practicado el mindfulness durante muchos años. Lo aprendí por primera vez cuando era psicólogo en prácticas. Recuerdo haber pensado que era difícil: difícil de explicar y difícil de hacer. ¡Nunca había oído hablar de algo parecido ni lo había practicado antes!
¿Qué es el mindfulness?
A menudo, existe cierta confusión sobre lo que realmente es el mindfulness. Me frustra escuchar cosas que se describen como ejercicios de mindfulness cuando en realidad no lo son.
Primero, veamos qué no es el mindfulness:
- No es vaciar la mente.
- No es dejar de pensar o distraerse de pensamientos negativos.
- No es pensar positivamente.
- Aunque puede ser relajante, no es necesariamente su objetivo.
En algunos casos, dependiendo de la actividad y de cómo nos sentimos, puede ser lo opuesto a relajante. Estar consciente de nuestras emociones puede ser incómodo.
Entonces, ¿qué es?
El mindfulness es simplemente el acto de estar presente en el momento. Implica prestar atención a los pensamientos, sentimientos, sensaciones físicas y al entorno, aceptándolos tal como son, sin juzgarlos. Jon Kabat-Zinn lo define así:
«El mindfulness es prestar atención, de una manera particular, con intención, en el momento presente y sin juzgar.»
La mente divagante
¿Qué significa esto en la práctica? Piensa en estos ejemplos:
- Vas conduciendo y llegas a tu destino sin recordar cómo llegaste.
- Estás en una asamblea escolar, pensando en qué cocinar para la cena, y de repente te das cuenta de que no sabes por qué todos están aplaudiendo.
Estas son situaciones comunes de no prestar atención de manera intencionada. El mindfulness consiste en notar cuando tu mente divaga y traerla de vuelta al presente. El objetivo no es evitar que la mente divague –es lo que las mentes hacen– sino notar cuando sucede. Esa es la esencia del mindfulness.
¿Cuáles son los beneficios del mindfulness para niños?
Numerosos estudios han demostrado que los niños que practican mindfulness tienen:
- Mayor autoestima.
- Menores tasas de ansiedad y depresión.
- Mayor resiliencia.
- Mejor sueño.
- Más inteligencia emocional.
- Mejor rendimiento académico.
¿Puedo practicar mindfulness también?
¡Claro que sí! De hecho, es recomendable que lo hagas. Aunque puedes pensar que no tienes tiempo para meditar, no necesitas hacerlo (aunque puedes si quieres).
Por ejemplo: imagina que estás a punto de salir de casa y uno de tus hijos está sin zapatos. Un enfoque de mindfulness sería notar tu irritación antes de reaccionar. Observa tu tensión en la mandíbula y el aumento del ritmo cardíaco. Reconoce estas emociones sin juzgarlas, toma un respiro profundo y responde en lugar de reaccionar.
Mindfulness y regulación emocional
El objetivo final del mindfulness es aceptar nuestras experiencias sin etiquetarlas como “buenas” o “malas”. Esto nos permite responder a los desafíos de forma reflexiva, en lugar de reaccionar impulsivamente. Enseñar esto a los niños es invaluable para su desarrollo emocional.
¿Cómo puedo enseñar mindfulness a mi hijo?
Aunque el mindfulness puede parecer difícil, enseñarles a los niños es más sencillo de lo que parece. Los niños ya tienden a ser más conscientes que los adultos, ya que se enfocan intensamente en las actividades.
Seis consejos para introducir el mindfulness a los niños:
- Practica mindfulness tú mismo: Los niños aprenden observando. Invítalos a unirse a tu práctica.
- Usa un lenguaje sencillo: Explícales que se trata de «notar». Habla de notar las sensaciones en su cuerpo y lo que pueden ver, escuchar o tocar a su alrededor.
- No lo fuerces: El mindfulness no debe ser un castigo ni una obligación. Si no quieren participar, acéptalo como una oportunidad para practicar mindfulness tú mismo.
- Hazlo breve: Un minuto o dos es suficiente para un niño pequeño.
- Empieza con la respiración: Introduce ejercicios de respiración consciente, como imaginar que el abdomen se infla como un globo al inhalar y se desinfla al exhalar.
- Hazlo divertido: No necesitan quedarse quietos. Pueden practicar mindfulness mientras corren, saltan o caminan, o con manualidades divertidas.
¿Quieres intentarlo?
Si necesitas ideas, tenemos recursos gratuitos que puedes descargar que hacen del mindfulness algo divertido para los niños. ¡Incorpora estas actividades en tu rutina diaria y disfruta de los beneficios junto a tus hijos!