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¿Cuántas veces hemos dicho «¡para un momento y respira!» sin darnos cuenta de que también necesitamos ese consejo? Esta actividad, «Buscando tesoros con los ojos cerrados», es una pausa mágica para los niños y, si se animan, para ustedes también. Se trata de usar los sentidos —menos la vista— para descubrir el mundo de una forma nueva y tranquila. No hace falta mucho: un rinconcito en casa o al aire libre y ganas de explorar juntos. Es una manera sencilla de practicar mindfulness, de enseñarles a estar presentes y de compartir un rato especial que los conecta consigo mismos y con lo que los rodea.

Sé que el día a día puede ser un torbellino, pero estas pequeñas experiencias no solo les dan a los niños un respiro, sino que nos recuerdan a nosotros lo poderosa que es la calma. Así que, ¿listos para buscar tesoros sin mirar?

Por qué es buena esta actividad

  • Despierta los sentidos: Al cerrar los ojos, los niños agudizan el oído, el tacto y el olfato, descubriendo detalles que suelen pasar desapercibidos.
  • Fomenta la imaginación: Sin ver, su mente crea historias y significados a partir de lo que sienten.
  • Enseña paciencia: Explorar despacio los ayuda a disfrutar el proceso sin prisa.
  • Reduce el estrés: Concentrarse en los sentidos los saca por un rato de las preocupaciones o el exceso de estímulos.
  • Fortalece la confianza: Depender de sí mismos en un juego así les da seguridad en sus capacidades.

La maravilla detrás del mindfulness para niños

El mindfulness no es solo una palabra de moda; es una herramienta que puede cambiar la forma en que los niños enfrentan el mundo. En un tiempo donde todo va rápido —tareas, pantallas, actividades—, enseñarles a estar presentes es como darles un ancla.

Para ellos, que están aprendiendo a manejar emociones y retos nuevos cada día, la atención plena es un regalo que empieza pequeño pero crece con ellos.

  • Regula las emociones: Al prestar atención a lo que sienten en el momento, encuentran formas de calmarse antes de que el enojo o la tristeza se hagan enormes.
  • Baja la ansiedad: Estudios dicen que practicar mindfulness reduce el estrés en los niños, ayudándolos a sentirse más ligeros incluso en días difíciles.
  • Mejora la concentración: Una mente entrenada en estar «aquí» está más lista para aprender y resolver problemas.
  • Construye resiliencia: Aprender a pausar y observar los prepara para superar obstáculos sin perder el equilibrio.
  • Cultiva empatía: Conectarse consigo mismos los hace más sensibles a lo que otros sienten a su alrededor.

Como padres, a veces nos angustia no tener todas las respuestas, pero con actividades como esta les damos algo mejor: un espacio para descubrirse y una forma de encontrar paz que pueden usar siempre. Y, de paso, nos invitan a nosotros a soltarnos un poco y disfrutar.

Descripción de la actividad: Buscando tesoros con los ojos cerrados

En esta actividad, los niños serán como cazadores de tesoros, pero con un giro: ¡no usarán los ojos! Cerrarán los párpados y confiarán en sus otros sentidos para encontrar «joyas» escondidas —pueden ser objetos que prepares o simplemente cosas que ya están en el entorno—. Es una aventura mindfulness que los invita a escuchar, tocar y oler con atención.

Pasos:

  1. Prepara el terreno: Escoge un lugar seguro y tranquilo (puede ser una habitación, el patio o un parque). Decide si vas a esconder «tesoros» (como una piedra suave, una hoja, una moneda) o si los dejarás descubrir lo que ya está ahí (el viento, el sonido de un pájaro).
  2. Explícales el juego: Diles: «Vamos a buscar tesoros especiales, pero con los ojos cerrados. Usa tus manos, tus oídos y tu nariz para encontrarlos».
  3. Cierra los ojos y respira: Pídeles que cierren los ojos y tomen tres respiraciones profundas para «despertar» sus sentidos.
  4. Busca los tesoros: Si escondiste objetos, guíalos con pistas suaves («está cerca de algo que suena»). Si no, invítalos a tocar el suelo, escuchar el ambiente o oler el aire por 2-3 minutos.
  5. Comparte el botín: Cuando terminen, hablen sobre sus «tesoros». ¿Qué encontraron? ¿Cómo se sintió usar los sentidos así? Si quieren, pueden dibujar lo que imaginaron.

Detalles:

  • Duración: 15-20 minutos, ajustable según su curiosidad.
  • Edad sugerida: 4 a 10 años (los más pequeños pueden necesitar más guía).
  • Ambiente: Interior o exterior, siempre seguro y sin obstáculos.

Materiales:

  • Objetos pequeños para esconder (opcional: piedras, plumas, conchas, algo con aroma como una flor).
  • Una venda o pañuelo (si prefieren cubrirse los ojos).
  • Opcional: papel y crayones para dibujar sus descubrimientos.
  • Espacio despejado y cómodo.

Conclusión

«Buscando tesoros con los ojos cerrados» es una aventura sencilla que les enseña a los niños a mirar el mundo de otra manera —sin mirar—. Al final, no solo habrán encontrado «tesoros» con sus manos o su imaginación, sino que también habrán practicado estar presentes, algo que los acompañará mucho tiempo.

Y para nosotros, es un recordatorio de que a veces cerrar los ojos nos ayuda a ver lo que realmente importa. Así, entre risas y descubrimientos, creamos un momento de calma que vale oro.