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Cuando trabajo con familias en terapia y mencionan que su hijo tiene dificultades con la regulación emocional —como enojo, agresión, ansiedad, berrinches o crisis frecuentes—, suelo comenzar con esta recomendación: crear un rincón de calma.

De hecho, casi siempre recomiendo a todos los padres que creen un rincón de calma para sus hijos. ¡A veces incluso para los adultos! Creo que cada hogar y aula debería tener (al menos) uno.


¿Qué es un rincón de calma?

Un rincón de calma es exactamente lo que parece: un espacio para calmarse. Pero también es mucho más que eso. Es un lugar donde tu hijo puede retirarse cuando necesita un descanso, cuando necesita más estímulos sensoriales o menos. Es un espacio para conectarse con una persona de confianza en momentos de angustia o sobrecarga emocional. Es un lugar para expresar frustración, enojo, tristeza o decepción.

Un rincón de calma es un espacio seguro donde los niños pueden sentir TODAS las emociones y aprender lo que funciona para su sistema nervioso único cuando están desregulados. Puedes llamarlo espacio de tranquilidad, rincón de calma, zona de relajación o como prefieras. El nombre no importa, siempre que cumpla su objetivo: ser un lugar acogedor y regulador al que tu hijo quiera ir cuando se sienta abrumado o angustiado.


¿Cuál es el objetivo de un rincón de calma?

El objetivo principal es ayudar a calmarse. Un rincón de calma permite que los niños desarrollen habilidades de autorregulación, aprendan habilidades sociales y emocionales, y regulen su comportamiento.

En muchas aulas, cuando los niños están alterados o angustiados, suelen ser enviados fuera del aula, tal vez con el consejero escolar o el director. Aunque esta estrategia tiene su lugar, también recomiendo establecer un rincón de calma dentro del aula. De esta manera, se normaliza el tomarse un tiempo para regularse. Se convierte en un espacio compartido para todos, sin señalar a ningún niño en particular.

El rincón también ayuda a los niños a asumir la responsabilidad de gestionar sus propias emociones. Con el tiempo, el objetivo es que busquen este espacio de forma autónoma cuando sientan que están perdiendo el control o necesitan recargar energías. Este mismo enfoque es válido en casa.


¿Qué NO es un rincón de calma?

Un rincón de calma no es un espacio de castigo ni una herramienta disciplinaria. No se trata de separar al niño por un mal comportamiento, ni de reflexionar sobre sus acciones o hacer las paces con alguien. Es un lugar para manejar emociones abrumadoras, no para abordar la disciplina en ese momento.

La clave es entender que el rincón de calma no está relacionado con «portarse mal», sino con ayudar al niño a manejar emociones intensas.


¿Cómo funciona un rincón de calma?

Cuando un niño experimenta emociones intensas como enojo o frustración, su cerebro emocional se activa, y la parte responsable del razonamiento se «apaga». Esto dificulta que los niños piensen con claridad, escuchen razones o controlen su comportamiento.

El rincón de calma busca calmar el cerebro emocional y reactivar el cerebro racional. Una vez que el niño está tranquilo, puede aprender estrategias para manejar mejor la situación, su comportamiento y sus emociones.


Cómo usar un rincón de calma

En casa:

Si usas un rincón de calma en casa, especialmente con niños pequeños, acompáñalos al principio. El espacio debe ser cálido, seguro y acogedor.

Cuando notes que tu hijo está alterado, llévalo al rincón y siéntate con él. Explícale por qué van allí: “Veo que estás frustrado. Vamos juntos al rincón de calma para tranquilizarnos”. Anímalo a usar las herramientas disponibles y permanece con él hasta que se sienta mejor.

No hay un tiempo mínimo o máximo para permanecer en el espacio. Tampoco se espera que el niño se disculpe o explique su comportamiento en ese momento. Cualquier disciplina necesaria debe abordarse después.

En el aula:

En el aula, guía a los estudiantes al rincón de calma cuando notes señales de desregulación, como agitación, frustración o pérdida de enfoque. Usa herramientas como una escala para medir cómo se sienten y pídeles que utilicen una estrategia calmante.

Revisa su progreso cada pocos minutos y ayúdalos a reincorporarse al grupo cuando estén listos. Mantén el rincón separado de cualquier medida disciplinaria.


Cómo crear un rincón de calma

Un rincón de calma puede ser cualquier espacio: un rincón acogedor, cojines en el suelo, un espacio dentro de un armario, o incluso una caja de herramientas de calma para casas pequeñas.


¿Qué incluir en un rincón de calma?

Incluye herramientas que ayuden a tu hijo a identificar sus emociones y elegir estrategias calmantes. A continuación, algunas ideas:

Para la vista, el tacto, el oído, el gusto y el olfato:

  • Cojines con texturas diferentes
  • Libros sobre emociones
  • Juguetes favoritos pequeños
  • Pelotas antiestrés
  • Jarra de purpurina
  • Burbujas
  • Plastilina con aroma (lavanda es ideal)
  • Fotos familiares
  • Juguetes sensoriales como slime o masilla
  • Música relajante o meditaciones guiadas

Para calmar y enfocar la mente:

  • Libros de actividades
  • Láminas para colorear
  • Diario de gratitud
  • Tablero magnético con imanes de emociones
  • Cartas o pósters de respiración consciente

Experimenta con diferentes herramientas hasta encontrar lo que funcione mejor para tu hijo. Adapta el rincón según sea necesario, ya que las necesidades pueden cambiar con el tiempo.

Un rincón de calma bien diseñado puede ser una herramienta poderosa para enseñar a los niños autorregulación y ayudarlos a gestionar sus emociones de manera saludable y efectiva.